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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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15-01-2015

 

La gravedad de las declaraciones de Paul Craig Robert.

 

SURda

Opinión

c.e.r

 

Es tremendamente inusual que un alto exfuncionario norteamericano se exprese en los términos que lo hace con respecto a los recientes acontecimientos de Paris.

Insual y de una gravedad e implicancias tremendas.

Hay una corporación de hombres, fanáticamente entregados a la locura “del destino manifiesto” que están dispuestos- y con recursos e influencia- para desencadenar crisis que pueden tener como consecuencia una guerra mundial.

Y existen también, en los EE.UU, otros hombres que consientes de la gravedad de esos planes y sus consecuencias han decidido enfrentarlos.

Si las acusaciones de Paul Craig Robert son ciertas, este hombre acaba de hacer a la Humanidad un servicio, que no puede compensarce con un Premio Nobel. Tal es la gravedad de esas declaraciones.

Constatemos brevemente –si se confirma todo eso que publican los cables- que esto implica una revisión de hechos internacionales recientes y va en camino de desencadenar una crisis diplomática de serias consecuencias.

Si esto es cierto, tambalean las alianzas que conocemos, particularmente, implican una revisión de la política exterior norteamericana, y de algunos organismos muy pesados como la OTAN.

En Europa, también implican niveles de conspiración en los servicios de seguridad públicos que no pueden menos que desencadenar la caída de servicios que se creían firmes y seguros.

Asistimos a un momento de la Humanidad, en la cual se ponen al rojo vivo los fundamentos políticos, económicos y militares de la hegemonía norteamericana, en todo el mundo.

Las asociaciones –pálidas- con lo que hizo el nazi-fascismo con el incendio al Parlamento alemán en su momento y todo lo realizado en las diferentes operaciones militares antes de cada invasión en Polonia, Rusia y otros países es casi una bagatela ante la envergadura de las denuncias formuladas ahora con respecto al atentado de Paris.

Conviene estar alerta, dispuesto a movilizaciones espontáneas, a una presión sobre los gobiernos nacionales –de la vehemencia que los acontecimientos vayan exigiendo- que no van a ser pocas.

Si el atentado de Paris, es obra de la CIA, en combinación con servicios nacionales que los auxiliaron, estamos en un momento de quiebre de las relaciones internacionales.

Lo que fue –hasta ahora- no será más. Y sus consecuencia son incalculables.

 


 
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